Fragilidad y Fe
Como macareno, sigo al Jesús de las bienaventuranzas que ante el poder afirmó "Yo soy la Verdad".
Como macareno, sigo al Jesús de las bienaventuranzas que ante el poder afirmó "Yo soy la Verdad".
Antiguamente todos los sevillanos acudían con frecuencia al centro de su ciudad, conocían sus calles y encontraban rápidamente edificios y comercios referentes para guiarse.
Jesús tomó la opción de los pobres, y fuera de los pobres no hay salvación.
Perdemos la tradición oral de nuestros mayores que es la principal fuente de que las cofradías hayan llegado a nosotros como son.
Al salir de la catedral el Santo Entierro Grande, a nadie le extrañó demasiado aquella nueva alegoría entre dos tramos de nazarenos. Eran cuatro señores de mirada pétrea, con dalmáticas en las que podían verse los escudos de los antiguos reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón. Sobre sus hombros, una parihuela con un féretro cubierto. Sí chocó un poco más el nuevo paso con el Cristo de los Cálices, procesionando al fin fuera de su encierro catedralicio. Para cuando los canónigos quisieron darse cuenta, ya era demasiado tarde.
Es la Fe la que nos salva y es su amor el que nos redime.
DIARIO DE SEVILLA Y FNAC
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